Ana Urrutia: Dignificar los cuidados de los mayores

Por 31 julio, 2018mayo 9th, 2019Personas ilustres

No es fácil envejecer. Desde que éramos pequeños oímos historias del santo grial, de la fuente de la eterna juventud o de el país de nunca jamás. El ser humano siempre ha ansiado el ser joven y no envejecer, quizá porque el envejecimiento no va ligado a la dignidad.

El envejecimiento es una realidad y hay personas que luchan por el que la sociedad lo acepte de la forma más digna posible. Como máximo exponente de esa lucha por la dignidad del envejecimiento nos encontramos en nuestro país con Ana Urrutia.

¿Quién es Ana Urrutia Beaskoa?

Ana Urrutia tiene 50 años y si hubiese más gente como ella nuestros mayores disfrutarían mucho más de su vejez. Ana Urrutia, nació en Bilbao pero vive en Gernika. Está casada y tiene 3 hijos. Cree firmemente que hay aún mucho que hacer para alcanzar el bienestar social que merecemos del que culpa en gran medida, no sin razón, a los políticos. Su lucha comenzó hace muchos años cuando se propuso humanizar el mundo de los cuidados y dignificar la vejez.

¿La vocación de Ana Urrutia cuándo empezó?

Ana, siempre lo tuvo claro, su profesión es su vocación. Cuando se la escucha hablar de su tono sale un sentido “me gusta lo que hago” y se le nota. Todo ese amor a los mayores comenzó cuando era pequeñita. Su relación con su abuelo era especial y quiere que todos los abuelitos puedan tener una relación digna y bonita con sus nietas, como la que ella tuvo.

Ana, siempre lo tuvo claro, su profesión es su vocación

Dignificar los cuidados

Una de las características de Ana es su perseverancia y convicción. Aunque parezca algo etéreo ella lucha por lo que es la dignidad de uno de los colectivos más vulnerables de la sociedad, las personas mayores. Ana critica el que en la actualidad nos movemos en un modelo mecanizado que prima el ahorro de los costes y la eficiencia frente a la dignidad y la calidad de los cuidados de nuestros ancianos. Ana sabe muy bien de lo que habla ya que ha dedicado toda su vida profesional a cuidar de personas dependientes.

Ana comenta que parte de esa mecanización de los cuidados se ve en el abuso de la sujeción psíquica que consiste en atar a los mayores al sillón, o a la silla. Por increíble que parezca en España esta práctica representa el 40% de los casos, en otros países apenas llega al 5%. Tenemos mucho que aprender y mejorar asevera Ana con la que coincidimos desde Cuidado mayor.

Ana creó, para combatir esta situación, la fundación Cuidados Dignos que lo que busca es humanizar el trato dispensado a los ancianos en las residencias, centros de día, domicilios… Su trabajo ha sido reconocido en múltiples organismos y ha sido galardonada con el premio Emprendedora Social de la red internacional Ashoka y con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación.

La doctora Urrutia critica que al final las residencias, que es lo que ella más conoce, se han vuelto grandes hoteles para personas mayores. El problema viene con que un abuelito no es un turista y estos complejos no están pensados para ellos. Este tipo de instalaciones para personas mayores requieren una gestión concreta, unas instalaciones acondicionadas, un personal especial… que en muchos casos no se tiene.

Resultados de la propuesta de Ana Urrutia

La doctora sostiene, y ha corroborado, que, si se cambia el entorno del abuelo actual por uno más humano y acogedor, el paciente estará más a gusto y se comportará de una manera más controlada. Un comportamiento controlado facilita el trabajo de los cuidadores y evita imprevistos. Ana, no es ajena a la tecnología y fomenta el uso de sensores de movimiento para ayudar a las personas con demencia.

La doctora ha visto, y puede contar numerosos casos, en que se ha tratado a dos personas de la misma forma y los resultados han sido muy distintos. Cada persona es diferente, cada abuelito tiene su forma de comportarse, sus costumbres, y eso hay que tenerlo en cuenta en todo momento. Según relata, en los centros en la actualidad no se tiene en cuenta esa “personalización” del servicio, lo que hace que la evolución del paciente no sea la esperada.

Ana critica la formación de muchos auxiliares. Destaca que son personas capacitadas, pero están en ocasiones tan metidas en el sistema actual que deshumanizan el trato a los mayores. Da ejemplos de lo que podría ayudar a los mayores como el ser dulces y usar palabras cariñosas; el tener en cuenta los horarios de los mayores y ser flexibles con sus rutinas, usar la musicoterapia o tener huertos donde puedan trabajar la tierra.

Ana Urrutia sostiene que los resultados de su propuesta son inmediatos y muy positivos. Ha visto la evolución de pacientes a los que se les ha tratado como ella sugiere de forma cariñosa y digna y la mejoría no se ha hecho esperar. El problema, comenta, viene con que el sistema está habituado a unos tratos determinados que no son fáciles de cambiar. Cada profesional debe asumir que tiene que “actualizarse” y resituarse.

¿Papel de la administración y coste?

Ana, critica a la administración por ser pasiva en esta tarea de cuidar a los mayores. Hay países que lo hacen mejor que España, como Reino Unido, que tiene una cultura más de respeto hacia la vejez. Es un motivo de valores, en estos países la vejez está normalizada y es parte de la vida, en España nos resistimos a dignificar ese proceso.

Al contrario de lo que se puede pensar el aplicar esta nueva forma de proceder no es caro. Cuenta Ana que hay 150 organizaciones que ya lo están aplicando y no han tenido la necesidad de aumentar su gasto. El problema es únicamente la falta de voluntad de las administraciones.

El problema es únicamente la falta de voluntad de las administraciones

¿Cómo aprender de Ana Urrutia?

Toda esa experiencia y sabiduría adquirida durante todos los años de su vida laboral Ana los ha plasmado en su fundación cuidados dignos, también ha recopilado en el libro “Cuidar: Una revolución en el cuidado de las personas” en el que detalla cómo se puede hacer que los pacientes de centros de día, residencias u hospitales, tengan una vida más digna. A través de 18 experiencias contadas en primera persona aborda diferentes situaciones, todas ellas culminadas con un consejo. El libro va dirigido a directores de centro, a auxiliares y familiares.

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Un comentario

  • Desirée Ramirez dice:

    Buenos días, hace tiempo que sigo a Ana Urrutia. Su labor es excelente. Urrutia, como gerontologa, tiene claro por dónde deben ir los cuidados y así lo expone de forma diaria. Sería muy bueno que más gente como ella trabajase en las residencias que están bastante mal atendidas. Ojalá algún día se lea de forma obligatoria la obra de Ana Urrutia en los cursos de gerontología.

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