Ser niño y mayor

Por 9 julio, 2018mayo 9th, 2019Relatos

Pequeño texto escrito con mucho cariño por Rosa (nombre ficticio), interna de una residencia de Madrid. Es una pequeña alegoría al principito, libro que, en la actualidad, varias residencias hacen leer a sus internos en sus talleres.

I acto

Todos me dicen que ya yo soy mayor, pero yo no les creo, porque en mi corazón, en mi alma vive un niño pequeño, que no quiere crecer, igual como Peter Pan. Este niño que vive en mí es el que escribe esta carta. Yo sé a quién se la voy a dedicar, pero no sé a quién mandársela Por eso imaginé dedicársela a mi amigo, “El principito” de Antoine Saint Exupery.

Y como tampoco sé en qué planeta al fin está “el principito”, yo decidí ir a buscarlo y traerlo a un pequeño planeta que es la residencia donde vivo.

  • ¿Y por qué aquí está lleno de personas mayores y hay muy pocos jóvenes?
  • Puede ser que éste sea el último planeta que yo visito amiguito. El principito si estuviera aquí seguramente se iba a preguntar..en los planetas que yo he visitado hasta ahora siempre he encontrado solo una persona y entonces por qué aquí hay tantas personas mayores?
  • Unos vienen y otros van, pero algunos se quedan para siempre…¿y por qué se quedan aquí? Puede ser que se sientan muy solos.
  • Pero no son niños pequeños para depender de los mayores…y al mismo tiempo tienen miedo de estar solos, porque casi nadie los visita.
  • Puede ser que tengan la necesidad de un ambiente, una sociedad de su vida cotidiana.
  • Son muy individuales, son muy independentistas (aunque no son catalanes y, al mismo tiempo dependen unos de otros)
  • ¿Por qué vienen aquí? ¿Por qué? ¿Qué les gusta de aquí?
  • (posiblemente) la juventud…
  • Pero aquí hay muy poca gente joven, ¿no?
  • Sí, pero se ocupan de nosotros…de los mayores, de nuestro cuerpo y espíritu. Se ocupan de nosotros como si fueran nuestros familiares y nosotros fuéramos sus hijos pequeños y, además, siempre nos dan mucho ánimo y optimismo. Nos dicen…¡adelante!¡Tú puedes…vamos!…¡Qué bien!….¡Bravo!
  • Nos atienden, nos cuidan, nos proponen ejercicios para nuestro cuerpo y nuestra mente y cuando alcanzamos un peuqeño éxito nos admiran, nos acarician y nos abrazan, y hasta nos besan! Pero no son besos de saludos, no, no, son verdaderos besos, como entre padres e hijos…y si no lo son ..entonces…¿Por qué lo hacen?
  • ¿son muy extraños y graciosos estos jóvenes?

II acto

Nos vamos a una excursión hacia la Capea. Para poder subir a las personas con silla de ruedas vino un autobús especial. El lugar es muy bonito. Estuvimos sentados viendo las espectaculares danzas de los caballos y después fuimos a un restaurante de lujo. En todos los lugares, incluso, para ir al baño, los jóvenes nos atendienton. En cada momento, las muchachas y los muchachos tuvieron que abrazar a muchas mujeres para ayudarlas a levantarse de sus sillas de ruedas.

Durante la comida, las chicas nos preguntaban todo el tiempo con tanta atención y amabilidad que yo tuve que hacer un brindis. Me levanté y espontáneamente dije que, de mi nombre y creo que del nombre de los demás tenía el honor de saludar a todos nuestros chicos con un brindis agradeciéndoles que estén con nosotros y nos presten su ayuda, atención y amabilidad para sentirnos bien en este lugar tan bonito y por compartir con nosotros estos momentos tan inolvidables.

Después nos invitaron a un salón muy amplio y adornado como si fuera una boda, con sillas blancas que forman un espacio muy grande para poder bailar. Nos sentamos cómodos, donde más nos gustaba escuchando una música muy fuerte, rítmica y melódica y de nuevo nuestras chicas nos atendieron para que no nos sintiéramos aislados.

Los que están más sanos y se pueden mover solos se atreven a hacer los primeros pasitos al ritmo de la música y poco a poco salen más y más.  Las chicas no paran y con mucha honestidad invitan a los mayores que tienen bastones y muletas.

De las preciosas risas de los jóvenes algunos olvidan hasta sus andadores y bailan como…sevillanes! Claro es algo parecido pero con mucha pasión.

Al final las chicas divinas cogen a las personas que están en sillas de ruedas y bailan delante y detrás y.. cómo bailan! Ay mi madre! Pero ..¿y con quién bailan? Con nosotros, los jóvenes bailan con los mayores que, con mucha alegría, satisfacción, pasión, miran toda esta fiesta, esta euforia de música, gritos y …olé!

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