La movilidad reducida en personas mayores

Por 3 enero, 2020enero 18th, 2020Bienestar
movilidad reducida mayores

La movilidad reducida afecta a más de 2,5 millones de personas en España, la gran mayoría con edades superiores a los 65 años, hecho que en ocasiones les imposibilita llevar una vida plena.

¿Movilidad reducida en nuestros mayores?

Muchas familias tienen algún mayor a su cargo y no son conscientes de que éste cuenta con un problema de movilidad. Un 60% de las personas que cuentan con movilidad reducida no hacen uso de ningún instrumento de ayuda como puede ser un bastón o una muleta.

Tal y como recoge Anxo Queiruga, presidente de COCEMFE, es importante las personas con movilidad reducida sean lo más autónomas posibles para que puedan llevar una vida normal y participar en la sociedad. La falta de autonomía impacta plenamente en el estado físico, además del estado de ánimo y la autoestima de nuestro mayor. Es más, el 60% de las personas con movilidad reducida se sienten mal con ellas mismas al verse como una carga para los demás.

El primer paso para solventar esta problemática será entender cómo de reducida es la movilidad de nuestro mayor y en base a ello hacer uso de los instrumentos técnicos apropiados para facilitar su desarrollo normal.

¿Baremo de movilidad para nuestros mayores?

El baremo de movilidad es una puntuación elaborada por la Administración pública española que ayuda a conocer el grado de movilidad que tiene una persona. La Administración, para poder hacer entrega del Certificado de discapacidad, que da acceso a ayudas sociales, hará uso de este baremo. En base a la catalogación en el baremo se tendrá acceso a unas ayudas u otras.

La Administración Pública Española considera que una persona presenta movilidad reducida, a la que se le hace entrega del certificado de discapacidad, cuando tiene una pérdida de sus funciones anatómicas en un grado superior al 33%, o cuando encuentra dificultades graves en el uso de transportes colectivos, como el autobús o el metro, o problemas de deambulación, o hace uso para sus desplazamientos de silla de ruedas o bastones.

Si una persona mayor ha solicitado el reconocimiento de un grado de dependencia y no ha incurrido en ninguno de los casos antes enunciados, se pasará a hacer uso del baremo de movilidad. En este baremo, mediante unos factores técnicos, se estudia la dificultad del mayor en la realización de desplazamientos. En el caso que el mayor obtenga con este estudio de movilidad un resultado igual o superior a 7 le será concedido el certificado de discapacidad.

«La Administración, para poder hacer entrega del Certificado de discapacidad, que da acceso a ayudas sociales, hará uso de este baremo».

Es en el Real Decreto 1971/1999, de 23 de diciembre de procedimiento para el reconocimiento, declaración y calificación del grado de discapacidad , en el que se recoge el funcionamiento del baremo de movilidad.

Es en este texto legal donde se recoge que un usuario siempre tendrá dificultad con la movilidad cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias: hacer uso de silla de ruedas; usar dos bastones para desplazamientos o presentar conductas agresivas que le dificultan el uso de transportes. Si el mayor no presentase ninguna de las problemáticas recogidas con anterioridad se harán pequeños ejercicios del día a día, prueba de deambulación en terreno con obstáculos, en terreno llano, prueba de subir y bajar escaleras, prueba de sobrepasar un escalón de 40 cm… cada una de esas pruebas tendrá una puntuación. Si finalmente el mayor alcanza una puntuación superior a 7 se le considerará que tiene problemas de movilidad.

¿Causas de la movilidad reducida en mayores?

Existen diversos motivos por los que una persona puede presentar una discapacidad física. La gran mayoría suelen deberse por un problema en los músculos o en el sistema nervioso.

Entre las causas más frecuentes de problemas de movilidad reducida nos encontramos las causas de origen infecciosas (poliomelitis), las reumáticas (atrititis o accidente cerebro vasculares), las virales, las neurológicas (relacionadas con problemas durante la gestación), las musculares y las de origen traumatológico.

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Algunas de ellas podrán derivar en incapacidades temporales o permanentes. La severidad de cada una vendrá dada por su origen y la fisionomía de la persona mayor en el momento de la aparición de la incapacidad.

¿Consecuencias de la movilidad reducida?

La consecuencia más inmediata es la clara pérdida de autonomía y la aparición de dolores. El presentar algún tipo de movilidad reducida hará que nuestro mayor deba hacer uso de nuevos productos para su desplazamiento y día a día; junto con una medicación determinada para paliar los dolores. ¿No conoces a algún familiar mayor que tiene un pastillero con analgésicos para los dolores?… seguro que sí, porque a partir de los 80 años es algo muy frecuente.

El tener una movilidad reducida facilita la aparición de otras enfermedades ligadas al sedentarismo como problemas de sobrepeso, lesiones y cardiacos. En muchas ocasiones las primeras etapas van ligadas a una fase depresiva.

El Estado a través de la ley de dependencia y otras leyes como la ley 10/2014, de 3 de diciembre, de accesibilidad, destina recursos para facilitar el día a día de las personas dependientes

¿Cómo prevenir la movilidad reducida?

En ocasiones un accidente deriva en un caso de movilidad reducida, otras veces es una consecuencia propia de la edad.

Para combatir el primer caso, siempre es bueno tomar las precauciones debidas cuando hacemos uso de un trasporte como el coche o la bicicleta. Toda medida de prevención, por muy innecesaria que nos parezca nunca está de más. En el año 2018 hubo 102.299 accidentes de tráfico en España en los cuales 138.609 quedaron heridas y 1.806 fallecieron. La cifra de fallecidos ha disminuido en los últimos 10 años debido a las campañas de concienciación y a la mejoría de los sistemas de seguridad de los autos.

Para hacer frente a la evolución propia de la edad, a pesar de existir una predisposición genética, se pueden realizar actividades y hábitos de vida saludables para posponer esas enfermedades. Siempre es necesario evitar el sedentarismo, hacer ejercicio 30 minutos al día hará mucho bien a nuestro mayor, al igual que llevar una dieta rica en verdura y pescados.

Soluciones para mejorar la movilidad reducida

6.1. Soluciones técnicas:

Existen herramientas que ayudan a nuestros mayores a realizar una vida normal a pesar de contar con una movilidad reducida. El mercado nos ofrece multitud de productos que facilitan enormemente el día a día. Seguro que en alguna ocasión has visto un bastón y has pensado en tu familiar mayor, o mismamente, unos zapatos para andar por casa pensados para él.

Para seleccionar de forma acertada el elemento que ayudará a nuestro mayor en sus desplazamientos, deberemos, primeramente, ver qué grado de dependencia presenta nuestro mayor.

Si nuestro mayor presenta una movilidad reducida muy leve podremos comenzar haciendo uso de plantillas ortopédicas y de zapatos ortopédicos. Ambos productos no presentan un coste excesivamente elevado y ayudarán a nuestro mayor a mitigar los dolores al andar y a corregir posturas. De todas formas son productos que tienen que fabricarse pensando en el mayor, ya que unos genéricos pueden producir lesiones como recogemos en esta guía sobre zapatos y plantillas ortopédicas.

Si nuestro mayor tiene una dificultad media a la hora de deambular, no será mala opción probar con un bastón. ¿Quién no ha hecho en alguna ocasión uso de una muleta o bastón? Es un instrumento muy sencillo y económico. Ayuda a los mayores a aligerar el peso y libera la carga en las articulaciones doloridas. Como explicábamos en esta guía de compra de bastones, hay que tener presente a la hora de hacerse con uno el material del bastón, la calidad de su empuñadura y su altura.

Si nos encontramos con que no es suficiente el bastón deberemos pensar como alternativa un andador. Los andadores presentan una mayor base de apoyo y son más seguros. Los precios son algo más elevados, pueden llegar a los 200€, pero son muy útiles ya que algunos vienen con sillas y cestas para pequeñas compras. Como recogemos en esta completa guía de compra de andadores, es necesario informarse antes de hacerse con uno de ellos.

«Existen herramientas que ayudan a nuestros mayores a realizar una vida normal a pesar de contar con una movilidad reducida. El mercado nos ofrece multitud de productos que facilitan enormemente el día a día».

Si nuestro mayor presenta una movilidad extremadamente reducida, y apenas puede andar por si solo quizá la alternativa más idónea sea la silla de ruedas. El mercado ofrece excelentes productos, cómodos, algunos plegables, sencillos y discretos por precios inferiores a los 250€. Antes de hacerse con una silla siempre es bueno informarse y comentarlo con el mayor, en esta guía de compra de sillas de ruedas recogemos las características que deben tener para ajustarse a lo que necesita nuestro mayor.

6.2. Soluciones técnicas en casa:

¿Quién no ha tenido que ayudar a un familiar mayor a bajar por las escaleras? ¿Quién no ha tenido que hacer virguerías para sacar al mayor de la comunidad de vecinos porque no había hueco para mover la silla de ruedas?… Hay herramientas que pueden facilitar enormemente la vida diaria de nuestros mayores en sus hogares.

Tan solo un 0,6% de los 9,8 millones de edificios de viviendas que existen en España, cuentan con los criterios de accesibilidad para personas con movilidad reducida, según la Fundación Mutua de Propietarios y la COCEMFE. El porcentaje restante está incumpliendo con la normativa de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad. El hecho de que los bloques de vecinos nos estén acondicionados para las personas de movilidad reducida ha hecho que éstas hayan tenido que cambiar de domicilio en un 22% de los casos.

Hay elementos en el hogar que producen limitaciones graves a las personas con movilidad reducida. Por norma general las escaleras son un impedimento grave en el 78% de los casos, seguida del acceso a la calle en un 39% o del propio portal en un 39% de los casos.

Los cambios a aplicar para facilitar la vida de nuestros mayores con movilidad reducida, vendría por acuerdos en la junta de vecinos. Las juntas de vecinos no funcionan siempre como deseado, y los cambios pueden demorarse en el tiempo. La Administración Pública, conocedora de estas reticencias, ha estado cofinanciando mejoras en los edificios para facilitar el acceso de las personas con discapacidades.

Dicho esto, en las zonas privadas, lo que sería la propia casa del mayor se pueden realizar cambios, no muy costosos en el baño para habilitarlo para personas con movilidad reducida; y en otras dependencias como el dormitorio y la cocina. El mayor pasa un 85% de su tiempo en su domicilio y es prioritario el que se sienta a gusto y pueda hacer una vida lo más autónoma posible.

6.3. Soluciones personales de los familiares:

Además de los productos que hemos visto con anterioridad que pueden hacer  la vida de nuestro mayor más placentera, hay ciertos cambios que los familiares pueden hacer que ayudarán a los mayores a sentirse más autónomos y menos dependientes. Algunos pequeños cambios, con un impacto inmediato en nuestros mayores con movilidad reducida podrían ser:

  • Ser organizado: A nuestros mayores con movilidad reducida les suele dar algo de vergüenza el pedir a los familiares ayuda para dar una vuelta o salir al parque. Por ello es bueno el marcar un horario fijo y una duración determinada para que sea considerado una obligación de tal forma que no sea necesario por su parte el pedir un favor para salir al parque.
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  • Mismo trato humano: una persona mayor con movilidad reducida es una persona con ciertos impedimentos, pero no por ello encamada. Los mayores no quieren compasión ni dar lástima, por ello lo mejor que puede hacer el núcleo familiar es no cambiar su comportamiento con la persona mayor simplemente porque haga uso de un andador o vaya en silla de ruedas.
  • Fomentar la autosuficiencia: es bueno, principalmente para el mayor, el no depender en gran medida de su entorno, por ello lo más positivo es enseñar al mayor como hacer uso de forma individual de las herramientas que éste use como un andador o una silla de ruedas. Esto ayudará a su autoestima y repercutirá positivamente en su estado de ánimo.
  • Preparar el entorno: Sin hacer grandes cambios se puede facilitar la vida de una persona con movilidad reducida en su domicilio. Hay que empezar eliminando los elementos innecesarios de los pasillos y de los salones, facilitar los espacios diáfanos y ubicar los elementos de uso habitual de nuestro mayor a una altura accesible para el mismo.
  • Comunicación y observación del mayor: Es necesario exista una comunicación fluida con el mayor para que éste haga saber a los familiares cómo estos pueden ayudarle en su día a día. Los familiares y cuidadores, deberán estar pendientes del comportamiento del mayor para ver qué cambios pueden facilitar el día a día del mayor. No se puede esperar que el mayor comunique todo, en ocasiones éste no es consciente de qué necesita y deberán ser los familiares, mediante la observación, los que se lo proveerán.

6.4. Soluciones con ejercicios físicos:

El realizar ejercicios físicos con cierta regularidad es la mejor garantía para tener una vida sana. Estos beneficios que percibimos en los infantes también existen en la población mayor y en la población con movilidad reducida.

El sedentarismo no es bueno para llevar una vida plena aunque conforme uno envejece y comienza a tener problemas de movilidad esto se hace más complicado.

A pesar de tener una movilidad reducida es imprescindible nuestro mayor realice, en la medida de sus posibilidades, desplazamientos. De no hacer tal cosa, es probable que en un futuro cercano presente problemas de corazón y sobrepeso. El doctor Thomas W. Buford, recoge en sus estudios lo necesario que es para los mayores con movilidad reducida el hacer algo de deporte al día.

No pensemos en hacer ejercicio el hecho de correr, mismamente el dar un paseo de 30 minutos es un excelente ejercicio. Además, gracias a estos ejercicios se podrán fortalecer determinadas partes del cuerpo lo que le ayudará a tener un mejor equilibrio y evitará futuras caídas. En el supuesto caso que nuestro mayor esté encamado o tenga una movilidad en exceso reducida, siempre se podrá recurrir a un fisioterapeuta que con sus conocimientos sustituirá esa falta de ejercicio.

La cuestión es: si nuestro mayor presenta una movilidad reducida, con más motivo debe caminar, ya que de no hacerlo ese problema derivará en sobrepeso, problemas de colesterol y problemas cardiacos.

Ayudas estatales ante la movilidad reducida

El estado español, en la ley de dependencia, aprobó una serie de ayudas para las personas discapacitadas, donde incluimos al colectivo con movilidad reducida.

Es en base al grado de dependencia, diagnosticado por el equipo de profesionales de la comunidad autónoma, que se asignan unas u otras ayudas. Las ayudas pueden ser: ayudas de protección económica, ayudas para el domicilio, ayudas de carácter técnico, ayudas a la movilidad y día a día, ayuda en la circulación, beneficios fiscales, ayudas en la búsqueda de empleo, ayudas en los cuidados y atenciones, becas y formación, y ayudas a la cultura.

Hay que tener presente que es una potestad autonómica el dotar de presupuesto esta ley, y serán las distintas comunidades autónomas las que harán viables estas ayudas para las personas con movilidad reducida.

Prevenir enfermedades derivadas de la movilidad reducida

La movilidad reducida imposibilita la realización de vida normal en nuestros mayores además de hacer que estos presenten dolores. Pero el problema en muchas ocasiones es lo que se deriva de esta problemática.

Muchos mayores tras una rotura de cadera ven como su estado de ánimo decae, empiezan a ganar peso y terminan por tener problemas cardiacos.

Para evitar tener complicaciones después de tener una lesión física, lo más necesario es conocer las enfermedades derivadas de una movilidad reducida para poder hacerles frente.

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Las patologías más frecuentes derivadas de la aparición de una movilidad reducida son:

8.1. Aparición de úlceras por presión:

Las úlceras por presión es una de las enfermedades más frecuentes y severas de los mayores con movilidad reducida. Suelen aparecer en las zonas en las que hay poca irrigación, normalmente hablamos de los codos o las rodillas de nuestros mayores.

Para evitar la aparición de estas úlceras es necesario realizar ejercicios en las zonas posiblemente más afectadas, pequeños movimientos servirán. En caso de no poder el mayor mover las articulaciones deberá ser un tercero el que lo haga por él. La higiene en estos casos es importante, habrá que hacer uso de productos no abrasivos y con un PH neutro, y secar siempre muy bien las zonas afectadas. Además el mercado pone a disposición de nuestros mayores cojines antiescaras.

8.2. Dificultad a la hora de respirar:

Es frecuente, en los casos de personas mayores con problemas en la movilidad, que el sujeto presente dificultades respiratorias. Para evitar el encontrarnos con algún caso preocupante los médicos siempre recomiendan colocar la cabeza de nuestro mayor en una cama elevada, realizar ingesta de líquidos y hacer ejercicios de respiración pausados.

8.3. Dificultades gastrointestinales:

Debido a la falta de movilidad nuestros mayores tienen problemas para expulsar los alimentos. Esto hace que los alimentos pasen más tiempo del debido en el organismo del mayor derivando en complicaciones gastrointestinales.

Para evitar estas complicaciones, es bueno el fomentar que el mayor vaya al baño con frecuencia diaria, que dé pequeños paseos para mover el intestino y que los alimentos tengan un alto componente en fibra para que faciliten la visita al aseo.

«La movilidad reducida imposibilita la realización de vida normal en nuestros mayores además de hacer que estos presenten dolores. Pero el problema en muchas ocasiones es lo que se deriva de esta problemática».

8.4. Dificultades músculo-esqueléticas:

Cuando la persona mayor tiene problemas de movilidad, es frecuente pierda musculatura por la falta de ejercicio. Esta falta de musculatura derivará en mayores problemas de movilidad.

Es recomendable, ante la existencia de una fase incipiente de movilidad reducida, intentar hacer ejercicios que fomenten el desarrollo de los músculos, en caso de que el mayor no pueda hacerlo por sí mismo se puede recurrir a un tercero, profesional como un fisioterapeuta.

8.5. Problemas psicológicos:

La parte emocional se ve claramente afectada por un diagnóstico de movilidad reducida. Es una de las derivaciones más frecuentes, de las más serias y a la que menos importancia se le da.

La pérdida de autonomía afecta enormemente a los mayores, ya que es el indicador más importante de su propia vejez y de la proximidad de la muerte. Los familiares de los mayores deben ayudarle a expresar sus sentimientos y sus miedos de una forma normal y sin excesiva transcendencia.

Para prevenir enfermedades como la depresión, lo mejor que se puede hacer cuando a un familiar mayor se le diagnostica con movilidad reducida es no dejar de llevar una vida normal. Es importante su vida no se vea muy alterada, sus hábitos sigan siendo los mismos y sus relaciones no se vean perjudicadas.

Recomendación Cuidado mayor

Una caída tonta, una rotura de cadera o un pequeño golpe con el auto pueden ser el detonante de un diagnóstico de movilidad reducida en nuestro mayor; que derive en problemas cardiacos o vasculares.

Desde Cuidado mayor, como empresa centrada en las atenciones de la tercera edad, recomendamos encarecidamente: extremar las precauciones en el uso del transporte y de los desplazamiento, fomentar una vida activa (30 minutos de paseo al día es suficiente), una correcta alimentación y una vida social activa.

Hay un componente genético que no se puede eliminar, pero la aparición de un diagnóstico de movilidad reducida puede posponerse si se toman cartas en el asunto desde el principio.

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